viernes, 18 de mayo de 2007

AMADO Y RESPETADO VIERNES

Viernes... querido viernes... ese que da tantas alegrías, y más cuando de 5 horas de clase solo haces 3. Que buena es la vida del estudiante!

Me despierto como cada mañana, con las legañas y las sabanas pegadas y entonces empieza una carrera contra reloj, dispongo de cuarenta y cinco minutos para desayunar ducharme y llegar al instituto, lo conseguiré? Es una pregunta que me hago todos los días al levantarme, hoy la respuesta es negativa... Bueno, mejor dicho, es negativa intencionadamente.
Iba bien de tiempo, pero hacer catalán a primera hora de la mañana con esa profesora de voz plana y monótona se hace tremendamente pesada e invita ha seguir durmiendo. Por lo tanto decido no ir, pero esta mañana antes de quedarme tirada en el sofá sin hacer nada me armo de valor y me dispongo hacer los deberes de inglés de la hora siguiente (todo un reto para mi, teniendo en cuenta que no lo apruebo ni queriendo y que no me entero ni papa), cual es mi sorpresa que al ponerme hacerlos veo que me salen!!!
Así que hinchada como un pavo de orgullo después de mi magistral auto-clase de inglés me dirijo hacía mi cárcel. Pero las sorpresas mañaneras no terminan aquí, porque al aproximarme a la puerta del instituto veo unas siluetas tremendamente familiares en ella, cigarro en mano y charlando animadamente, como no, mis compañeros de clase, sentados por el suelo contando sus batallitas:
- Que, campana de cata no?
- Que va, que va, si la profe no ha venido – me contesta mi amiga. (vamos a llamarla Ana) – y tu que, en casa sobando?
- Para nada! – y ahí empiezo a contarle mi triunfante guerra contra los ejercicios de inglés mientras me fumo un cigarrito antes de entrar.

Suena el timbre y nos toca adentrarnos al fantástico mundo del instituto (se nota la ironía?), llamamos al timbre de la puerta y la buena mujer que esta de sustituta del conserje nos la abre, toda amable ella, como se nota que no nos conoce... entramos y después de subir nada más ni nada menos que tres pisos sin ascensor (este está reservado para los profesores o alumnos lisiados) llegamos a clase. Voy a plantearme el dejar de fumar, cada día me cuesta más subir las escaleras...

Pasan diez minutos y la profesora de inglés no llega, no me jodas que no ha venido hoy, primer día en todo el curso que le hago los ejercicios y resultara que no viene la muy pedorra... Ana me confirma que si que ha venido, pero en vista que no sube y que los ánimos de hacer clase son bastante escasos Ana, José y yo nos vamos a preguntar si la profe de la hora siguiente esta o no.

Bajamos las escaleras con una calma espantosa y justo cuando vamos a salir de ellas nos encontramos de frente con Alicia, la profesora de inglés.
- Pero se puede saber donde vais?
- Vamos a preguntar si ha venido la profe de castellano...
- Pero bueno, vosotros que os pensáis que todos los días faltamos o que?
- Bueno... estamos hablando de la de castellano...
- Mirar, hacer lo que queráis pero no me mareéis...
Y se va por las escaleras, cargada con sus libros, el loro y su paso ligero y taconeante que tanto la caracteriza, otra de mis grandes preguntas es: los profesores de inglés cuando se jubilan tienen un brazo más largo que el otro? Porque tanto cargar con el caset yo creo que no debe ser bueno para la salud...

Mientras me hago estas preguntas tan importantes para mi a esas horas de la mañana, vamos hacia la biblioteca a preguntar por la otra profesora y resulta que si que ha venido... buen intento pero me tocara hacer clase de castellano, que le vamos hacer...

La clase de inglés se pasa relativamente rápido, será verdad eso de que cuando te enteras de algo el inglés es divertido, aunque bueno, para que nos vamos ha engañar, las clases de inglés siempre se pasan rápidas... si vieseis a la profesora lo entenderíais todo (creo que en un futuro le dedicaré un post, para que os podáis hacer una pequeña idea de cómo es). Pasada la clase de inglés y la de castellano, llega el esperado patio, y ahí que nos dirigimos el Equipo Fantástico hacía el bar, no sin antes de salir de la clase esconder las mochilas por si acaso el patio se alargara más de lo habitual...
Y dicho y hecho, una vez sentados en la terraza del bar, refresco en mano (si, si, creéroslo, no soy ninguna adolescente alcohólica, aunque lo pueda parecer), cigarrito en la otra y bocadillo en el estomago da una pereza incalculable levantarse de esa silla, así que una vez más el patio se alarga... (bueno, tengo de reconocer que era bastante premeditado el hecho de que el patio se alargara).

Mientras estamos ahí pasa justo Alicia con el coche y al vernos nos saluda muy efusivamente, al igual que nosotros a ella (que maja que es Alicia...). La conversación al pasar ella degenera de un sentido totalmente futbolero al sexual, concretamente ella es el objeto sexual y José Alberto y yo nos ponemos hacer un calculo de sus medidas, mientras Ana nos mira con su típica cara de: degenerados, sobretodo a mi.

Tengo que apuntar que el Equipo Fantástico lo formamos Ana, José y yo, pero en este caso Alberto se nos acoplo, no es mal chaval, pero a veces se hace tan cansino...

Durante nuestra obscena conversación vemos pasar a la profesora de historia, y cual es nuestra sorpresa que nos saluda!!! Digo sorpresa porque su vocabulario se ciñe al estrictamente necesario dentro de clase, ya que es incapaz de saludar cuando va por los pasillos, así que imaginar la tremenda alegría que nos invade el cuerpo al ver que saca la mano por la ventanilla nos mira con cara sonriente y saluda (creo que es la primera vez en todo el curso que le veo los dientes). En ese instante la conversación sexual se torna puramente fiestera.

La profesora de historia es conocida por nosotros (Equipo Fantástico) como la mal foll... o la fiestera. Ya que los lunes por las mañanas viene con una carita la pobre... a mi a veces me da penita y todo, verla ahí, toda ojerosa, disimulando ese bostezo que le llena los ojos de lágrimas y esa voz medio resacosa que apenas le permite articular palabra..

Pasada nuestra hora y media de patio nos dirigimos otra vez a clase, entrando de puntillas al instituto, formamos el comando Esquivación de Profesores perfecto, se nos da de un bien que no veas, supongo que es la experiencia que juega a nuestro favor.

Después de otra incansable hora de EOE (economía y organización de empresas) el día termina de forma triunfal, y con ello la semana... la fatídica semana de clase...

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